# I. Antecedentes l Perú, durante los años 1980 a 2000, vivió una época trágica que conllevó a la muerte de compatriotas y la violación de muchos de sus derechos, este periodo produjo serias consecuencias en la población afectada, muchas de ellas aun presentes en ellos (CVR, 2003). Estas secuelas también abarcaron el ámbito educativo, la misma que se relacionan aspectos cognitivos y emocionales. De manera específica se reportaron problemas de aprendizaje, disminución en su atención y concentración; además, de un bajo rendimiento escolar (CVR, 2003a). Por ello, el interés en desarrollar esta investigación ha sido conocer, desde la perspectiva de las becarias y los becarios de la Beca REPARED, cuales son las secuelas psicológicas y sociales de la violencia política; es decir, describir la afectación física, emocional y social derivada de estos sucesos y su repercusión en el presente, en especial en cuanto a sus consecuencias en su rendimiento académico. La investigación de Jave y Ayala, (2017) evidenció como uno de sus principales hallazgos las dificultades académicas de los estudiantes, considerando como una de las causas los problemas emocionales como consecuencia de la violencia política. Paredes (2006) señaló que los países donde la violencia política acaeció, se han registrado secuelas psicológicas y sociales en sus víctimas afectando de manera importante sus vidas, aun en el presente. En nuestro contexto se han desarrollado investigaciones sobre el tema, las cuales han permitido entender la afectación emocional y las repercusiones sociales en las víctimas, identificándose repercusiones a largo plazo. Estos aportes permiten ampliar nuestro conocimiento en cuanto a esta realidad social, además de motivar a los profesionales (por Ej., psicólogos, sociólogos, educadores, entre otros) el diseño de propuestas de intervención que respondan a las demandas afectivas y sociales que requieran. Igualmente, esta información contribuye a un diseño de iniciativas ajustadas a las características de los participantes. Siguiendo esta línea, Chávez (2016) desarrolló un estudio con el propósito de analizar la articulación entre las políticas públicas de salud mental posconflicto armado interno en el Perú, con los estándares internacionales y buenas prácticas implementadas para la recuperación de las víctimas. Con este objetivo revisó documentación (por Ej., informes, normas, entre otros) pertinentes al tema de interés concluyendo que el conflicto armado entre los años ochenta y dos mil acarreó secuelas sociopolíticas, económicas y de carácter psicosocial. Al respecto, con un alcance, en cuanto a su afectación, que aún es posible visibilizar entre las víctimas. El daño psicológico en los afectados se caracteriza por la presencia de miedo, desconfianza, estigmatización asociado a la violencia que vivieron y sus repercusiones en su identidad y estado emocional (por Ej., episodios de depresión, ansiedad, estrés postraumático). Al respecto, añade que es importante sumar esfuerzos institucionales para la reparación de este daño, permitiendo construir posibilidades de desarrollo personal y social. Moyano (2009) desarrolla un estudio de carácter descriptivo para graficar los efectos psicológicos y sociales de la violencia política en tres localidades de Huancavelica (Lircay, Julcamarca y Santo Tomás de Pata). A través de la técnica de análisis de contenido, analizó el testimonio de 149 personas afectadas encontrando la pérdida de bienes materiales y la presencia de problemas de carácter emocional, abandonos, interrupción de sus estudios, malestares físicos y la existencia de un pensamiento intrusivo y reiterativo sobre los eventos traumáticos. Asimismo, Gutiérrez y Sierra (2007) al investigar sobre las secuelas socio -psicológicas como consecuencia de la violencia política en un grupo de treinta pobladores del Anexo la Esmeralda del distrito de Pichanaki, provincia de Chanchamayo encontró que el daño emocional en la población de estudio permanece latente, con manifestaciones físicas, perjudicando su vida diaria; además, resaltó que existe una profunda afectación moral a las víctimas directas. Los estudios presentados dan cuenta del impacto de la violencia política en las personas afectadas, estas repercusiones conllevaron a una interrupción de la formación académica y/o escolar (CVR, 2003a). # II. # Metodología El presente estudio sigue una metodología cualitativa con el objetivo de reunir información y describir las secuelas psicológicas y sociales de un grupo de becarios de la Beca REPARED. La selección de los participantes se realizó a través de un muestreo por juicio, la cual consistió en la definición de las variables más importantes a ser consideradas para elegir a los participantes. Para esto se consideró, los siguientes criterios de inclusión: año de ingreso a la institución educativa superior; institutos y universidades ubicadas en el departamento de Lima, edad y género. Respecto a los participantes, sus edades estuvieron comprendidas entre 25 a 30 años, todos ellos estudiantes de instituciones educativas superiores de Lima ingresantes de los años 2012, 2013 y 2014. Para determinar el número de participantes, se empleó el principio de punto de saturación, Mejía (2000) señala que este principio se cumple cuando los nuevos participantes dejan de aportar información adicional a la ya existente. Por tanto, se realizó entrevistas a profundidad a seis estudiantes a través de un cuestionario diseñado para el logro de los objetivos del estudio. Al respecto, el cuestionario consideró dos apartados, el primero dirigido a indagar sobre la percepción de los participantes acerca de la experiencia de violencia en su niñez; el segundo, exploró el impacto de la violencia política en el ámbito académico actual. Al final de las seis entrevistas se obtuvo la información necesaria; por tanto, no se requirió continuar con más entrevistas. Según (Cicourel, 1982) esta técnica permite adentrarse en el ámbito privado y personal del otro para obtener información de importancia. Durante este proceso se construye paso a paso la experiencia de los informantes, tal como las articulan con sus propias palabras (Taylor y Bogdan, 1990). La duración promedio de las entrevistas fue de una hora y media a dos horas aproximadamente. # Hallazgos Entre el año 2012 y 2015, algunos becarios tuvieron dificultades para continuar estudiando. Una de las razones que podría explicar este suceso se basa en las secuelas psicosociales de la violencia política que vivieron hace algunos años atrás. Esta afectación podría influir negativamente en el desempeño académico de las becarias y becarios. Los hallazgos de esta investigación describen las secuelas psicológicas y sociales que las becarias y los becarios presentan, a pesar de haber transcurrido algunos años, y sus repercusiones en sus estudios. # a) Secuelas psicológicas La literatura refiere que las secuelas de carácter psicológico, en casos de violencia, pueden persistir por años afectando sus vidas en diferentes ámbitos (Aroni, 2009;Baró, 1990;Beristain, 2010;Chávez, 2016;CVR, 2003a;Espinoza, 2007;Gutiérrez y Sierra, 2007;Moyano, 2009;Paredes, 2006;Reynaga, 2008;Távara, 2008). Tales secuelas, afectan a las personas de manera diferenciada, por lo que debe evitarse una imagen homogeneizadora del impacto, tal como lo señaló Beristain (2010), dependen de la edad, de variables personales, del tipo de agresión y el contexto. Asimismo, CVE (2010) mencionó que las secuelas psicosociales tienen diferentes rostros en las personas afectadas, está sujeta a la intensidad de la violencia o su permanencia en el tiempo, las características personales de las víctimas, o el modo en cómo las violaciones marcaron sus vidas. Esta expresión de uno de las participantes refleja lo señalado: "Sé que ese trauma viene desde la muerte de mi mamá y creo que lo vamos a llevar hasta el día de nuestras muertes" (Entrevistada Nº 5, 30 años). De acuerdo a la información obtenida de los participantes, las secuelas psicológicas que se mantienen en sus vidas son las siguientes: En primer lugar, encontramos la presencia de dolor emocional asociado a un contexto de duelo por la muerte de sus padres y hermanos; asimismo, un estado de tristeza que deviene de los recuerdos de experiencias negativas como las limitaciones económicas, la desintegración familiar, desarraigo, violencia familiar entre otros. Moyano (2009) y Reynaga (2008) evidenciaron en sus investigaciones resultados similares. Cada una de las narraciones de los participantes estuvo impregnada de dolor, las lágrimas que acompañaban su discurso daban cuenta de ello. Señalan: "Desde pequeño siempre pensaba que si mi papá había muerto de algún lugar me estaba mirando, del cielo y a veces lloraba, entonces yo trataba de que mejor no me cuenten, porque me dolía mucho, sufría demasiado con ese tema hasta ahora (?) no puedo evitar pensar que pude haber tenido a mi papá y cada vez que yo veo una escena en la que un padre acoge a su hijo, o se abrazan me pongo triste, siempre me va salir una lagrima" (Entrevistado Nº 1, 30 años). "Cuando mi mamá murió en un atentado terrorista, creo que ahí es cuando mi familia se desmoronó por completo, a mi papá lo vi sufrir, lo vi como si se le hubiera venido todo el mundo encima, su compañera se había ido para siempre, creo que fue como una nube negra encima de mi familia, ya nunca nada fue igual" (Entrevistada Nº 5, 30 años). # Uno de los eventos que impacta significativamente en la vida de las personas es tener que aprender a vivir en un contexto post duelo por el fallecimiento de seres queridos (Aguilera, 2003). En el caso de las becarias y los becarios, que quedaron huérfanos, la muerte de su padre o madre ha significado mucho sufrimiento, carencias afectivas y económicas. Al respecto, la CVR (2003a) ha manifestado que los huérfanos han sido los más afectados. Esta es la expresión de uno de los participantes: "Porque a veces no nos alcanzaba ni para comer (?) no teníamos nada para comer, incluso cómo le dije comíamos en comedor popular y cuando llegaba el fin de mes no teníamos para pagar el cuarto" (Entrevista Nº 1, 30 años). Para algunos entrevistados y entrevistadas, sus padres no fueron afectuosos ya que las experiencias de violencia que vivieron limitaron su capacidad de brindar afecto. La demanda insatisfecha de afecto repercute en el desarrollo emocional, físico y psicológico de las personas; más aún cuando esta ausencia inicia en la niñez. Contreras (2010) manifiesta que el impacto de esta carencia afectiva se extiende hasta la etapa adulta. "Se volvieron fríos, eso es otra cosa que afectó a mi familia desde que murió mi hermano, mi mamá se volvió fría y no nos dio afecto, por eso nosotros somos fríos, hasta los 19 y 20 años, si alguien se acercaba a darnos un abrazo nuestra reacción era alejarnos, era como que nos incomodaba, porque no habíamos recibido afecto directo de mi mamá, ni en palabras (...) hizo todo lo posible pero no nos dio afecto, y para un adolescente eso es muy importante, entonces en cierta forma yo sentía rechazo hacia mi mamá. Y por el tema que viví un tiempo con mi tía y todo eso a veces pensaba que era adoptado, como que no encajaba (?) mi mamá no nos dio afecto y eso repercute (Entrevistado Nº 2, 25 años). Otro hallazgo de este estudio fue identificar una actitud de desconfianza en los participantes. Para muchos de ellos la base de esta desconfianza se encuentra en las experiencias negativas que vivieron. Igual descripción es destacada en otras investigaciones (Gutiérrez y Sierra, 2007; Reynaga, 2008;Távara, 2008) que señalan este rasgo de desconfianza como una de las secuelas más notorias en víctimas de violencia política. Una característica resaltante de este hallazgo es su carácter permanente, el cual al extenderse a lo largo de los años afecta las nuevas relaciones interpersonales de los becarios. Para construir y mantener relaciones sociales estables se requieren lazos de confianza; los mismos que facilitan los procesos de socialización (CVR, 2003a). Por otro lado, una emoción adquirida en este contexto de violencia fue el miedo. Para Tovar y Bazán (2004) cuando esta emoción no es superada genera parálisis, aislamiento, dependencia y cuestionamientos sobre la propia identidad; asimismo, afirma que el miedo podría generar un comportamiento paranoico, lo cual conlleva a conflictos en sus relaciones con otras personas. Por tanto, el miedo que inicialmente cumplía un papel anticipatorio frente a situaciones amenazantes, en el presente adquiere una condición permanente en la vida de las víctimas (CVR, 2003a). "Después que murió mi mamá en un atentado terrorista, yo le tengo miedo, pánico a la muerte, yo sé lo que es que alguien sale de casa y regrese en un ataúd, y pasó con mi mamá (...) escuchó como le dicen a mi papá que mi mamá estaba muerta, y a las horas veo como mi mamá estaba en un ataúd. Hasta el día de hoy, cuando sale mis hijos o el papá de mis hijos, yo siento que tal vez no van a volver, y tengo mucho miedo, me he vuelto muy miedosa (?) y eso no va a cambiar, yo ya he recibido ayuda psicológica" (Entrevistada Nº 5, 30 años). La presencia de estados de ansiedad, como una secuela de la violencia política, también fue reportada por algunos de los becarios. Aspecto que coincide con investigaciones anteriormente realizadas en contextos similares (Espinoza, 2007; Gutiérrez y Sierra, 2007; Moyano, 2009;Paredes, 2006;Reynaga, 2008;Távara, 2008). Sobre el tema, Real (2016) señala que la ansiedad es una alteración emocional presente en aquellas personas que han vivido situaciones traumáticas y graves presiones. En comparación con el miedo, un estado ansioso no está relacionado con algún estimulo especifico el cual puede ser identificado con precisión; por ello, la persona que experimenta este estado vive muy alerta a los estímulos que la rodean. Además, la respuesta emocional suele ser intensa y desproporcionada afectado su salud (Beristain, 2010). "Ansiedad es cuando tal vez pasas por una situación de que se te paraliza una mano o tal vez la mitad de la cara, osea como que no total, pero en cierta forma sí pasé por eso, no sé cómo que te empieza adormecer, te empieza cosquillar (?) no quieres que te vea nadie, tienes miedo de salir y que te pasen cosas malas, de que te critiquen, y empiezas a recordar cosas del pasado, y empiezas a pensar mal, de una simple cosita ya empiezas a pensar mal. Por ejemplo, de que se burlen de ti en el salón, porque hay cierto rechazo a los becarios siempre hay cierta discriminación, para becarios o a los de provincia, y entonces cómo que tienes miedo (?) casi me pongo a llorar en plena clase o afuera, ese tema de la ansiedad es demasiado fregado (?) yo tenía ansiedad desde chibolo porque recuerdo cuando mi papá se fue, por el rechazo de mi papá (Entrevistado Nº 2, 25 años). "Hay muchas veces que me siento mal, siento que se me acalambra el brazo y todo, trato de pensar en el proyecto que tengo, trato de salir adelante por mis dos hijos" (Entrevistada Nº 5, 30 años). Estos testimonios revelan la necesidad de contar con una comunidad educativa que entienda y facilite una convivencia saludable entre los estudiantes. Según Jave y Ayala (2017), las instituciones educativas no están concientizadas respecto al trato con víctimas de violencia política. Otra secuela emocional identificada en este estudio fue la depresión. Para la OMS, este trastorno del estado del ánimo se caracteriza por la presencia de tristeza, perdida del interés en actividades de disfrute, sentimientos de culpa, disminución de la valía personal, alteraciones del sueño y/o del apetito, fatigabilidad; además, de disminución de la atención y concentración. Este estado puede hacerse crónico o recurrente obstaculizando el cumplimiento de objetivos personales, académicos y laborales. En los casos más graves se requiere tratamiento farmacológico y psicoterapia. La depresión también fue mencionada en la literatura revisada como una secuela de la violencia (Espinoza, 2007; Gutiérrez y Sierra, 2007). # Esta narración respalda lo señalado líneas arriba: "Una vez me quedé hasta las 6 de la tarde en mi cama, sin comer, sin poder ir al baño, quería levantarme para ir al baño pero no podía (?) llegué hasta la instancia en la que pasa por tu mente el querer suicidarte, que al final no lo haces porque da miedo, algunos dicen que los que se avientan son cobardes, pero la verdad hacerlo no es nada fácil, se requiere de mucha valentía para aventarse, prácticamente por eso no lo hice (?) la gente confunde tristeza con depresión y hay gente que no me comprende, a veces te dicen tu eres flojo (Entrevistado Nº 2, 25 años). "Hace unos años, después de la muerte de mi papá tuve que ir al psiquiatra porque me comenzó a dar unos ataques de pánico y yo no sabía lo que tenía, y las 4 psicólogas que me vieron y el psiquiatra me dijo que eran trastornos que yo ya venía trayendo desde la muerte de mi mamá, si no es que como en ese momento, tal vez mi papá por desconocer, nunca me llevó a tratar, no me prestó atención, yo necesitaba ir a un psicólogo (...) después de que todo el mundo me mandaba al psiquiatra, yo no quería, yo era muy feliz durmiendo, yo lloraba porque sentía que me iba a morir en cualquier momento" (Entrevistada Nº 5, 30 años). Un factor protector en los participantes fue su capacidad resiliente, la cual fue fortalecida por el apoyo emocional que recibieron de sus familiares durante su proceso educativo. Al respecto, Beristain (2010) señala que las personas más resistentes a la adversidad son aquellas que afrontan los hechos como un reto, desarrollan un compromiso personal o con los otros por superarse o enfrentar los hechos, y que esto depende de factores tanto personales como del grado de apoyo que pueden recibir. Como ejemplos de lo señalado se hace referencia a dos estudiantes: "Pero para serle sincero yo comprendía que no tenía papá, pero que tenía que salir adelante, el hecho de que mi papá haya fallecido, tal vez me haya afectado anteriormente, pero ahora ya no y yo creo que ya estoy bastante preparado, Volume XXII Issue I Version I 56 ( ) para poder afrontar y aprender de esa situación de vivir sin papá. Actualmente tengo mi hijita, yo creo que ha cambiado mi vida radicalmente en ese aspecto, porque mi hijita me ha dado otra perspectiva" (Entrevistado Nº 3, 27 años). "Creo que me considero una persona resiliente que, a pesar de lo vivido, he podido salir adelante, aunque sí a veces me ponía mal de momento, pero yo misma me daba ánimos" (Entrevistada Nº 4, 25 años). Asimismo, la afectación emocional que viven los becarios, producto de la violencia política, ha generado en algunos de ellos malestares físicos. En nuestro estudio, el entrevistado Nº 2, señaló que su hermana, quien también fue becaria, perdió este beneficio a consecuencia de la migraña. Los aportes de Moyano (2009) y Távara (2008) señalan como una secuela de la violencia política los frecuentes dolores de cabeza. El siguiente testimonio evidencia lo perjudicial que resulta la migraña, tal es el caso de un becario que desaprobó dos ciclos por este malestar físico. "En mis sueños siempre me peleaba con mi padrastro, o veía a mi mamá llorar, o nos escapamos, siempre eran esos sueños, despertaba desesperado con dolor de cabeza y a raíz de eso me da la migraña. En el 2010 empiezo con la migraña (?) en el 2013, ahí fue cuando me sacaron la tomografía, todas las resonancias magnéticas y me dijeron que por la tensión las venas se inflamaron y me empezaba a doler la cabeza, entonces ese era el tema y eso fue lo que me llevó a jalar 2 ciclos prácticamente (?) cada vez que tenía una entrega de proyecto o diseño de un edificio, si no me salía en dos o tres días ya me estaba complicando para el siguiente, me empezaba a doler la cabeza y no tenía más ganas de diseñar, entonces eso es lo que me llevó a jalar esos cursos" (Entrevistado Nº 1, 30 años). Lo señalado pone en evidencia la gran complejidad de problemas de orden psicológico que la violencia política ha dejado en las víctimas, los daños generados son de larga duración o en muchos casos permanente (Baró, 1990;Beristain, 2010). # b) Secuelas sociales Las consecuencias de la violencia política abarcan también el ámbito social; todo individuo se encuentra inscrito en un contexto de relaciones interpersonales. Existe una relación de interdependencia entre ambos escenarios (GHM, 2013). Las secuelas sociales perjudican la calidad de vida, la pérdida de oportunidades de desarrollo a nivel individual, familiar y comunitario. A continuación, se abordará las secuelas referidas a este contexto. Una de las primeras secuelas que fue identificada durante la investigación fue la desintegración familiar. La muerte de los familiares, como padres y hermanos generaron situaciones de desconcierto en las personas; además, de la ruptura del soporte y seguridad tanto material como emocional a nivel familiar. Producto de los asesinatos y desapariciones forzadas de algunos miembros del sistema familiar se generó un escenario lamentable de orfandad. Reynaga (2008) evidenció una realidad similar a la encontrada en este estudio. Para algunos participantes este proceso de duelo aún no ha sido superado, quedando esta experiencia aún vigente. "Cada vez que veo la cara de Abimael Guzmán, siempre me recuerda eso, no puedo evitar pensar que pude haber tenido a mi papá" (Entrevistado Nº 1, 30 años). "Nos desunimos porque vivíamos juntos todos en la chacra de mi mamá, cuando pasó todo eso tuvimos que dejar todo y nos desplazamos, salimos de ahí" (Entrevistada Nº 4, 25 años). "Cuando mi mamá murió en un atentado terrorista, creo que ahí es cuando mi familia se desmoronó por completo (?) creo que fue como una nube negra encima de mi familia, ya nunca nada fue igual" (Entrevistada Nº 5, 30 años). Siguiendo la temática referida líneas arriba, la desintegración familiar conllevó a un periodo de limitaciones y privaciones económicas. Esta situación también fue reportada en otros estudios que abordan las secuelas sociales de la violencia política (Moyano, 2009;Távara, 2008). "Faltaba todo, hasta comida, algunos días no comíamos (?) hay una comida que le dicen caldo verde, es con papas y eso nos gustaba a nosotros, mi mamá solía hacerlo sin las papas sólo el caldo (?) en realidad era porque no había comida, era agua con ciertas yerbitas nada más" (Entrevistado Nº 2, 25 años). "Las carencias se presentaban día a día porque prácticamente mi mamá con seis hermanos, ella se hacía cargo de los seis hermanos y tratábamos de sobrevivir no de vivir" (Entrevistado Nº 3, 27 años). "Cuando murió mi papá, mi mamá solía decir que necesitaba salir adelante, ella inclusive no comía para que nosotros comiéramos" (Entrevistada Nº 6, 26 años) Las carencias económicas también repercutieron en el ámbito educativo, específicamente en dificultades para adquirir sus útiles escolares, uniformes, materiales de estudio, tal como se muestra en el siguiente relato: "Bueno más que nada necesidades, en el colegio los útiles (?), recortaba las páginas blancas de los cuadernos usados y eso utilizábamos, pero a veces era mucha la necesidad que a los 13 años empecé a buscar trabajo (?) sólo me decía mi mamá que no hay, que lo poco que mi hermano le daba, ella hacía magia, porque yo saco mi cuenta y no hay forma de que eso alcance ni siquiera para la comida, pero mi mamá lo hacía alcanzar" (Entrevistado Nº 2, 25 años). Frente a las necesidades económicas, algunos de los becarios tuvieron que trabajar para aportar dinero en sus hogares. Esta vivencia refleja como las circunstancias sociales, en ocasiones, obliga a los hijos a asumir funciones que no le corresponden según su rol en la familia. "Tenía 13 años, trabajaba sábados y domingos, no tuve un sábado o domingo en el cual yo pudiese jugar con amigos del colegio, y cuando no funcionaba la máquina donde pelábamos arroz, yo regresaba a casa con miedo porque nos iba a pegar mi padrastro, por no haber traído nada a casa" (Entrevistado Nº 1, 30 años). Una de las secuelas más relevantes y que afectó directamente la identidad de los becarios fue la estigmatización asociada a su edad. Al respecto, un estigma constituye una marca denigrante y de carácter excluyente la cual es impuesta por un grupo a otro, considerándolo como inferior. Para Goffman (1970) un estigma describe una relación desigual entre los que estigmatizan y estigmatizados, siendo estos últimos tratados con discriminación y exclusión por ser diferentes. Como consecuencia de la estigmatización la persona que es afectada puede desarrollar inseguridad, ansiedad, desconfianza, y por ello asumir una actitud defensiva. Este relato expresa lo señalado en este párrafo: "Son los viejos, así decían los de beca ordinaria (?) porque somos personas que ya no tenemos solución, mentira estás acá (?) cuando a mí me preguntaban tú eres de beca ordinaria, yo les decía soy REPARED y ellos se sorprendían y me decían, pero si los de REPARED son viejos" (Entrevistada Nº 6, 26 años). Esta forma de discriminación por la edad también repercute en las relaciones de los becarios con sus compañeros, algunos comentarios de carácter excluyentes influyen en su seguridad y autoestima. Un ejemplo de ello son los cuestionamientos que, los participantes, refirieron en cuanto a la pertinencia y utilidad de estudiar. A partir de lo mencionado, se identifica la necesidad de contar con acompañamiento psicológico para las becarias y becarios. Esta misma actitud se ha apreciado por parte de algunos profesores. Al respecto mencionaron: "Contó que estaba en plena clase y el profesor comenzó a preguntar si es que habían entendido o no, y dijo bueno yo les voy a hacer entender, pero ahora señora como yo le voy a hacer entender a usted y entonces la señora se sintió discriminada, sintió que le habían ofendido y fue un momento en el que ella quiso dejar la beca y nosotras le convencimos que no lo hiciera" (Entrevistada Nº 5, 30 años). "La señora Sonia se puso a llorar, porque el profesor de lógica y funciones le había discriminado por lo que ella era mayor" (Entrevistada Nº 6, 26). Además de la estigmatización por su edad, también refirieron discriminación por ser de provincia. Ambos aspectos afectan su bienestar emocional. Como lo señaló un entrevistado: También, el representante del PRONABEC, precisó que una universidad asumió una actitud discriminatoria hacia los becarios de Beca REPARED, señaló: "En la última convocatoria de la universidad (?), no quiso recibir a la modalidad Beca REPARED, porque dicen que no tienen el rendimiento académico suficiente para los estándares de su universidad, ellos sólo querían a Beca 18, ordinaria" (Entrevista, a PRONABEC). Un hecho evidente de esta actitud divisoria fue la posición que asumieron algunas instituciones educativas al implementar salones destinados solo a los becarios y otros para el resto del alumnado. Esta disposición generó una postura de segregación o de estigmatización hacia los becarios. Los participantes refirieron dificultades para socializar, especialmente en aquellos que han sentido desconfianza frente al otro a lo largo de sus vidas. Este sentimiento asienta una actitud poco sociable; además de un comportamiento defensivo. Sobre este punto, la literatura señala que los impactos de la violencia afectan profundamente la vida de los niños y niñas en toda su etapa de socialización y desarrollo extendiendo su impacto hasta una edad adulta (CVE, 2010). "Hay personas que llegaron acá, el primer ciclo iniciaron sus estudios, pero todo se fue al tacho, porque no sabían socializar, porque la violencia hizo que fueran muy retraídos, no hablar con nadie" (Entrevistado Nº 2, 25 años). "Me volví retraída, yo sé que no era así, yo recuerdo que era una niña muy extrovertida, yo era amiguera, no sé, siento como que, desde ese día cambió todo, algo murió en mí que ya no volví a ser la misma de antes (?) por eso yo he tenido problemas para socializar con la gente, yo tenía vergüenza, me sentía cohibida, sentía que iban a criticarme, que iban a reírse de mí, o sea siempre fue así después de la muerte de mi mamá. Entonces yo, siento que mataron algo en mí en ese mismo día, y ya nunca más volví a ser la misma, por más que yo haya ido al psicólogo, recibí de parte de PRONABEC tutoría por parte de una psicóloga por casi un año, siento que ya no se va a poder revivir algo que ya murió en mí, porque ya pasaron tantos años que ya no creo que sea la misma de antes" (Entrevistada Nº 5, 30 años). Por último, la violencia en el entorno familiar también fue parte de la experiencia de vida de algunos becarios, estos hechos generaron una mayor afectación emocional, así como repercusiones en sus habilidades sociales y estilo de afrontamiento ante contextos Volume XXII Issue I Version I 58 ( ) estresantes. Ayacucho ha sido una de las regiones donde más ha ocurrido este fenómeno, situación que coincide con el hecho que esta zona fue la más afectada por la violencia política (Calderón, 2009). Los testimonios siguientes ejemplifican lo señalado: "Mi mamá paraba con los nervios de punta, no había que comer, no hay nada, ella se iba a la chacra a hacer todo el trabajo y a veces volvía renegando, por alguna cosa y buscaba excusas, por ejemplo nos había encargado hacer algo, pero no habíamos hecho, llegaba renegando ya quería pegarnos, y teníamos que ver la forma de escapar, (?) siempre mi familia predicaba no a la violencia, no al golpe, porque allá todos agarraban y corregían a sus hijos así, era normal, pero para mi familia no era normal, pero igual a veces mi mamá lo hacía y yo le entiendo, porque era difícil, no digo que esté bien, pero le entiendo, por todo lo que ha pasado, ahora le entiendo, antes no" (Entrevistado Nº 2, 25 años). "Un día mi padrastro empezó a arrastrarla de los cabellos a mi mamá, entonces yo agarré un palo y con eso le di en la espalda (?) de ahí como un mes estuve escondido, iba a la escuela, pero no regresaba a mi casa, me escondía de él (?) por todo eso que estaba pasando con mi padrastro y por la pérdida de sus familiares yo veía que mi mamá sufría mucho, se sumó todo y un día quiso matarse, empezó a buscar veneno y dijo me voy a matar. Entonces yo reuní todos los venenos y me fui solo al monte sin decir nada a mis hermanos a esconderlos (?), eso fue una, la otra fue cuando yo tenía 14 años, ya estaba en secundaria en San Francisco, se peleó con mi padrastro y mi padrastro le pegó y ahí igual quiso lanzarse al río y tomar veneno" (Entrevistado Nº 1, 30 años). Otro efecto importante que surgió posterior a la aceptación de la beca, fue el desarraigo que se dio al trasladarse a Lima. Este distanciamiento de su ciudad natal y sus familiares-siendo alguno de ellos padres de familia-desarrollaron sentimientos de soledad al alejarse de sus hijos y familiares. La siguiente narración, de uno de los becarios que tuvo que dejar a su hija en su ciudad natal, da cuenta de ello: "Actualmente tengo mi hijita (?) alejarme de mi familia fue difícil para mí" (Entrevistado Nº 3, 27 años). De acuerdo con la información obtenida, a través de este estudio, se observa que las secuelas de la violencia política, persisten en los becarios y sus familiares; este impacto, psicológico y social, los ha acompañado a lo largo de sus vidas. Para efectos de la investigación, se enfatizaron en las consecuencias tanto en el proceso de adaptación a una nueva cuidad como a sus labores académicas. IV. # Discusión y Conclusiones La violencia en cualquiera de sus rostros genera consecuencias desfavorables en sus víctimas; sin embargo, aquellas derivadas de la violencia colectiva-violaciones sistemáticas de los derechos humanos, actos de crueldad, asesinatos y torturaspueden producir daños psicológicos y sociales insuperables. Un grado de afectación significativo que puede acompañar a sus víctimas en el transcurso de sus vidas; además de contar con un impacto transgeneracional. Las secuelas de la violencia repercuten de manera diferenciada en las personas, por lo que debe evitarse una imagen homogeneizadora del impacto. Sus consecuencias dependen de la edad, de variables individuales, del tipo de hecho y de las circunstancias; asimismo, por la intensidad de la violencia o su permanencia en el tiempo. De ahí que cada persona construye una percepción del daño en base a sus experiencias y el modo como las procesa. Los eventos de violencia política, marcaron la vida de los becarios estuvo en distintos ámbitos, a nivel económico, educación, salud y familiar (desintegración familiar, violencia familiar, entre otros). De acuerdo con la información obtenida se concluye que las secuelas psicológicas de la violencia política persisten en la vida de los becarios, siendo esta caracterizada por el dolor y el sufrimiento, tristeza, miedo, desconfianza hacia el otro, ansiedad, carencias afectivas, estados depresivos; además con repercusiones a nivel físico-dolores corporales, dolores de cabeza, y migraña. En cuanto a las secuelas sociales se encontró dificultades para socializar, desintegración familiar por la muerte de algunos miembros, violencia familiar, estigmatización, discriminación y limitaciones económicas. Otro hallazgo importante de este estudio es lo relacionado al ámbito académico, en el cual se aprecia que en los periodos de mayor estrés se activan estas secuelas. Situación que afecta su rendimiento académico; no obstante, su capacidad resiliente les permite sobresalir y responder a las exigencias académicas. Los participantes coinciden al indicar que la Beca REPARED se ha convertido en una propuesta acertada-por parte del gobierno-para reparar en las victimas no solo el daño al que fueron expuestas sino principalmente por la oportunidad que les ofrece para reformular su historia y dirigirla hacia un escenario próspero y con alternativas de crecimiento. Esta apuesta por la educación de esta población impacta no solo en los beneficiarios directos (becarios); también conlleva a un crecimiento importante para sus familias. El potencial de la educación como un camino para salir de la pobreza y la exclusión es una creencia compartida por todas las becarias y becarios. Por último, a partir de los hallazgos de este estudio, es importante considerar la implementación de un sistema de apoyo al estudiante becario el cual se oriente al acompañamiento académico y psicológico. En cuanto a la labor psicológica una meta prioritaria será facilitar la adaptación e inclusión de los beneficiarios a la educación superior. El logro de esta labor permanente garantizará no solo la culminación de sus estudios, sino también alcanzar un bienestar emocional necesario para sus vidas. En el caso de los estudiantes de la Beca REPARED la inclusión de esta medida resulta una prioridad por las características propias de su público beneficiario. Para lograr este propósito es necesario que los beneficiarios sean protagonistas de toda iniciativa que intente reparar los daños cometidos en esta población (Beristain, 2018). Esta inclusión en el diseño de toda intervención brinda una identidad con la cual los beneficiarios pueden identificarse, lo cual contribuye a su rendimiento y bienestar durante el tiempo de estudio. # Bibliografía Psicodiagnóstico de Rorschach. Tesis para optar por el título de Licenciada en Psicología Clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Perú. 24. Taylor, SJ y R. Bogdan (1990) Year 202261Volume XXII Issue I Version I)G(Global Journal of Human Social Science -© 2022 Global Journals Secuelas de la Violencia 1980-2000 Entre Los Becarios de la Beca REPARED. Un Estudio Cualitativo Sobre Las Secuelas Psicosociales © 2022 Global Journals G Secuelas de la Violencia 1980-2000 Entre Los Becarios de la Beca REPARED. Un Estudio Cualitativo Sobre Las Secuelas Psicosociales "Hay cierto rechazo a los becarios, siempre hay cierta discriminación, por ser becarios y también a los que son de provincia, y entonces cómo que tienes miedo" (Entrevistado Nº 2, 25 años).Asimismo, han observado discriminación de parte de algunas instituciones educativas donde estudian."En la universidad hacían como eventos, capacitaciones, a nosotras no nos pasaban la voz, mis compañeras también han sentido discriminación, nosotras nos hemos sentido aisladas y olvidadas" (Entrevistada Nº 6, 26). Year 2022 G Secuelas de la Violencia 1980-2000 Entre Los Becarios de la Beca REPARED. Un Estudio Cualitativo Sobre Las Secuelas Psicosociales * Las secuelas emocionales del conflicto armado para una política pública de paz. Convergencia AAguilera Revista de Ciencias Sociales 10 31 2003 * Campesinado y violencia política en Víctor Fajardo (Ayacucho), 1980-1993. 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