El Discurso Social De La Homosexualidad Masculina En Dos Escritores Mexicanos "La historia positivista de la cultura concibe, pues, el lenguaje como algo que gradualmente se configura según los contornos del mundo físico. La historia romántica de la cultura ve el lenguaje como algo que gradualmente lleva el Espíritu a la autoconciencia. La historia nietzcheana de la cultura, y la filosofía dividsoniana del lenguaje, conciben el lenguaje tal como nosotros vemos ahora la evolución: como algo compuesto por nuevas formas de vida que constantemente eliminan a las formas antiguas, y no para cumplir un propósito más elevado, sino ciegamente." -R. Rorty; Contingencia, ironía y solidaridad-I. EL Punto de Partida Social omo estudiosos de lo social nos esforzamos siempre por comprender las formas de relacionarnos; tratamos de encontrar la comprensión en los fenómenos sociales que nos vinculan, los unos con los otros; aunque también, hoy en día, se vuelve trascendente la ingente necesidad de liberarse. Actualmente la necesidad ingente de transparentar las fuerzas coercitivas, que normalmente carentes de sentido, son destructivas y causan el sufrimiento a muchos individuos, fuerzas que permanentemente actúen como poderes que hoy nos dominan. Pareciera que la labor del sociólogo y del científico social, en la actualidad es comprender la naturaleza del poder para ayudar a dirigirlo de tal modo que su curso cobre menos vidas, cause menos estragos y sea menos absurdo. Nuestra labor se convierte entonces en una investigación, cuyas pautas de conceptualización se vinculan con las diferentes coacciones a las que son sometidas determinados sujetos. Nuestro egocentrismo académico y nuestra ingenuidad, intentan apartar el lenguaje y el pensamiento social orientado, para crear explicaciones y construir una comprensión social; ello se torna complejo pues muchos de los dispositivos de poder que hoy en día estudiamos, son dispositivos que nos atraviesan y nos prefiguran, tanto en lo social, como en el discurso 1 De aquí se desprende uno de los primeros problemas al que cotidianamente intentamos dar respuesta: cómo construir un lenguaje coherente que . 1 Norbert Elias, Sociología fundamental, Editorial Gedisa, Madrid, 2008, pp. 13 y ss. permita nombrar las regularidades y las múltiples maneras del pensamiento en el que se expresan y se perciben los fenómenos sociales de hoy. El asunto de fondo, es cómo explicarle a los excluidos las figuraciones constituidas por nosotros mismos (desde nuestra ingenuidad científica), que supuestamente van a explicar-comprender-liberar las manifestaciones coercitivas que a su vez son sufridas como exclusión, tanto por ellos como por nosotros, tanto a nivel simbólico como discursivo. Vemos con cierta desconfianza que actualmente hay una gran transferencia de términos y conceptos, que de manera inicial fueron acuñados y diseñados, en los contextos (o burbujas) de la academia-ciencia social nativa (mexicana). Términos como género, feminicidio, homo-parental, transexual, equidad de género y varios más, que originalmente manifestaban o estaban enmarcados en proyectos académicos específicos, hoy en día se suman el pensamiento cotidiano, entre el pensamiento mágico-ficcional de los medios de comunicación y el léxico de expresión de curso corriente de la expresividad humana. Al parecer como científicos sociales tenemos otra función más que cumplir: es imperante ser guardianes de los términos sociológicos pertinentes. Ello nos lleva a otra de las arenas de discusión académica que hoy día nos jalan a trabajar y a intentar investigar, que son las agendas académicas que buscan la liberación del pensar y del hablar; es el intento por sustituir o renombrar, poco a poco, las fenómenos sociales, tomando en cuenta su peculiaridad y su transformación. En ese punto nuestra labor, como científicos sociales mexicanos, nos obliga a pergeñar el camino de manera lo más clara posible, de tal suerte que lo que se trabaje sea pertinente y no cacofónico. Tomando las reflexiones anteriores como punto de partida, nos hemos propuesto para este trabajo exponer el proceso (o el cambio) en la Literatura mexicana Contemporánea de la figura del personaje Homosexual masculino en al menos tres textos. Consideramos que nuestro corpus de textos enmarca y permite mostrar de manera muy clara los cambios de percepción social sobre los personajes homosexuales, al mismo tiempo que el refinamiento de los recursos estéticos y de los discursos sociales respectivos. Para este ensayo hemos elegido trabajar con novelas que perfilen personajes homosexuales masculinos y que en ello tengan un discurso de diferenciación en cada una. El corpus elegido está conformado por Vereda del Norte (1936), de José U. Escobar yFruta verde (2006), de Enrique Serna. El hablar de homosexualidad nos lleva repensar muchas cosas que damos por hecho; en principio la complejidad de la identidad sexual, pues esta se desplaza constantemente, tanto en los gestos, las formas de relacionarse que se van modificando según las circunstancias, la familia, las épocas, las caricias y los amores. La identidad sexual se construye desde la niñez y en la adolescencia. Cualquier adolescente tiene que aprender desde cero las reglas de amor, convivencia social y amistad, que muchas veces son consideradas peligrosas o prohibidas; la identidad homosexual se va constituyendo poco a poco, igual que la heterosexual; se ha llegado a decir, no sin cierta polémica, que la subjetividad homosexual es distinta, algo que sin duda ya resultaría difícil de sostener 2 La homosexualidad masculina y la femenina difieren, aunque en los últimos años de luchas sociales se hayan sumado, son diferentes todavía en muchos aspectos centrales. La misma identidad homosexual tiene apenas casi 200 años. M. Foucault ha dicho que antes del siglo XIX había actos homosexuales, más no "personas" homosexuales. La identidad homosexual es un fenómeno contemporáneo. Ello se explica porque en los últimos dos siglos los Estados penalizaron la homosexualidad y los médicos la patologizaron; lo que a su vez permitió la paulatina asociación de homosexuales y su conversión en comunidad (cultura) con el paso del tiempo. De manera ya muy reciente, últimos 30 años, se ha pensado considerar la homosexualidad como una minoría oprimida, que debe tener los mismos derechos que la mayoría y poder mantener su identidad cultural propia. Ya de manera muy reciente se ha postulado que muchas de las categorías que basan su diferenciación en la sexualidad, el cuerpo o en el género, son de carácter represivo, por lo que también deben ser eliminadas . # 3 Si se sitúa al sexo en las condiciones sociohistóricas que lo producen, pero pensado como elemento dicotómico (hombre-mujer, heterosexualhomosexual) marcado por una construcción social, cuya tendencia real-dominante es hacia la heterosexualidad obligatoria, ello nos lleva a escenarios de reflexión diversos. Se dice entonces que el acceso directo a la noción de cuerpo, ya no es factible puesto que hay toda una serie de imaginarios sociales y culturales, cuyos códigos se cifran en la interpretación . de los discursos, prácticas y normas con una raíz heteropatriarcal 4 Para pensar estos temas de una nueva manera, se habla de que hay criticar tanto la noción de sexo, como de género y de preferencia sexual, retomando la noción de "performatividad de género", como una manera de explicar esa "naturalización artificial" a la que se enfrentan cotidianamente los sujetos tanto cuando se habla de sexo como de sexualidad. Se hace evidente entonces la necesidad de describir críticamente la coreografía social de la sexualidad cotidiana, con sus actuaciones reiteradas y las normas sociales que exceden a los sujetos. Se entiende que la identidad no es algo que se pone como un disfraz, sino más bien, es una acción repetida cotidianamente, que va construyendo y reafirmando una forma de ser específica . 5 El nexo naturalizado del discurso amoroso con el heterosexismo va de la mano con la invisibilización y el silencio social, cultural (simbólico) y político en Occidente del fenómeno amoroso entre personas del mismo sexo biológico (ni qué decir de la posibilidad de amar indistintamente a hombres y mujeres). Esta falta de visualización es inocua: es parte de la tecnología de poder homofóbica que corre pareja con la construcción misma de la homosexualidad como identidad radicada en el sexo. Desde las tecnologías de poder modernas, la homosexualidad se configura con relación a su sexo, no en relación con su dimensión amorosa. Esta reducción de la homosexualidad a la práctica sexual ha sido una de las tenazas centrales de las ideologías patriarcales, una tenaza invisible. . Ahora también, junto con la descripción crítica de la sexualidad cotidiana, se hace necesario repensar el amor y sus estructuras discursivas de poder en el mundo contemporáneo: 6 De este modo la homosexualidad pasa por una especie de política del uso del cuerpo, en la que se prescriben las prácticas amorosas homosexuales más comunes, y se vuelven sospechosas. Dado que el cuerpo heterosexual es pensado para la reproducción, el cuerpo homosexual es pensado sólo para el placer. Se da un proceso que se ha llamado de "metonimización de los hombres y las mujeres homosexuales", como parte de varios mecanismos de ocultamiento social de la homosexualidad 7 La homosexualidad puede ser entendida también como forma de fortalecer al heterosexual, al otro; al situar al otro como "depravado o débil", la identidad heterosexual masculina se muestra a sí . misma como "sana y fuerte"; se dice entonces que la dicotomía homosexual-heterosexual, contribuye en gran manera a la estabilización del sistema heteropatriarcal dominante. La homosexualidad difícilmente es definida por sí misma, siempre es un reflejo de algo hetersosexual, en un gran contexto de homofobia. Lo que lleva a pensar, desde el erotismo abierto y flexible, desde una nueva construcción de identidades eróticas, la posibilidad hablar de personas son "homoflexibles, heteroflexibles o heterodisidentes", y con ello tener nuevas herramientas descriptivas 8 Tanto en el campo literario como en la política, muchas de las aparentes innovaciones, son si se las examina con detenimiento, retornos de lo olvidado, incluso de lo rechazado, o la reivindicación de formas arcaicas, "reconfiguradas" para hacer que parezcan nuevas, en suma, manera de responder a la coyuntura cuestionando ciertas dominantes, pero sin avanzar más allá de ellas. Por eso los contemporáneos se encuentran constantemente frente a señuelos que se les presentan como algo inusitado y nuevo. Quien pretenda "juzgar su tiempo" y percibir las tendencias de la época debe tratar de discriminar entre estos señuelos, esas reposiciones al gusto del momento, y la crítica "verdadera". . Como el interés del presente ensayo es analizar los discursos literarios y su vínculo con la homosexualidad masculina, nos hemos querido valer de la noción de Discurso Social; el discurso social es una forma del decir que ya se encuentra fijada en los textos literarios; estos textos suelen ser respuesta a algo. Lo hemos visto como un conjunto de elementos narrativos y argumentativos. La originalidad de los textos trabajados, también sus paradojas, están inscritas en referencia a los elementos dominantes propios del discurso sobre la Homosexualidad. Los textos confirman la dominancia, aun cuando intenten tomar distancia de ella. Pareciera que los tres autores son muy diferentes en cuanto a su visión de la homosexualidad; uno con ingenuidad aparente; otro con la malicie de la ironía; otro con la crudeza y la angustia palpitante. Todos fundamentalmente compatibles con el sistema de homofobia preestablecida. Como apunta Marc Angenot: 9 El Discurso Social, por tanto en nuestro estudio implica conocer aquello que se escribe en un estado de sociedad dado; es aquello que se pone en el discurso, en nuestro caso de la Literatura, pero que forma un conjunto de tópicos, de encadenamiento de enunciados, que en una sociedad dada organizan lo decible, lo narrable, asegurando la división del trabajo discursivo. Estas formas discursivas pueden ser susceptibles de ser conocidas tanto mediante la observación analítica, como en sus formas de # Homoerotismo Y Revolución . Para el presente trabajo nos hemos propuesto perfilar los discursos sociales vinculados a la homosexualidad, en los tres autores elegidos, con interés en mostrar la disparidad y la peculiaridad de cada una de las narrativas. Cada una, perteneciente a momentos diferentes, plantean literariamente formas diversas del discurso social homosexual masculino. De manera sorprendente comenzamos este recuento de la literatura sobre homosexuales, en Cd. Juárez, Chih, con la novela Vereda del norte, publicada en 1937 cuando se escribió en partes, dentro del Suplemento Cultural Armario, la primera novela que veladamente hablaba de una relación entre dos muchachos, aparentemente de homosexualidad masculina, aunque solamente lo describe como un amor trágico. A diferencia de las otras obras elegidas, esta novela se enmarca en tiempos de la Revolución Mexicana en una de las poblaciones Mineras de Parral, Chihuahua; también se mencionan muy de pasada la capital del Estado, Chihuahua y Cd. Juárez, donde se lleva a cabo el desenlace. La descubridora de este texto fue Adriana Candia, para quien considera el hallazgo como algo único: Posiblemente la primera novela mexicana con tema homosexual, y la primera novela juarense de la revolución. Vereda del norte, narra sobre todo las vicisitudes emocionales entre Ricardo García, adolescente del pueblo minero de San Francisquito del Oro, Parral Chihuahua, y el campesino Teófilo Domínguez; en una época en la que se difunden las ideas de cambio en el norte del país y el pueblo es alcanzado por el estallido de la revolución. Por ello la novela también describe a la sociedad campirana del norte, con sus personajes y situaciones peculiares y la forma en que el movimiento sociopolítico vino a trastocar la vida de los hombres de Chihuahua. 11 Generalmente se acepta 12 10 Angenot, op. cit., p. 22 y ss. 11 Adriana Candia, compilación y análisis, presenta José Escobar, El evangelio de Judas de Keryothe. Vereda del norte, Gobierno Municipal de Cd. Juárez, Cd. Juárez, 2005, pp. 81 y ss. 12 Rafael Torres Sánchez, "La vida cotidiana en la narrativa de la Revolución", aparecido en Álvaro Ochoa Serrano, comp., Escritores y escritos de la revolufia, El Colegio de Michoacán, México, 2004, pp. 41-58. que la novela de la Revolución posee algunas características generales Volume XVI Issue V Version I 29 ( H ) comunes: 1) Predominio del naturalismo realista; 2) Se intenta mediante el discurso literario, no la composición de idealizaciones, que puedan ayudar al lector a sobrellevar la monotonía cotidiana, sino de enfrentar al lector a la realidad, sin más adjetivos ni misterios; 3) Se le suma entonces el carácter testimonial de los textos y la forma narrativa como dominante en cuanto a género de expresión. Los contemporáneos geográficos (Chihuahua durante la década de 1930), de Verada norte, que pudieran haber perfilado su estilo y forma de narrar la vida cotidiana (pero no sucede así) son: Martín Luis Guzman, Nellie Campobello y Rafael M. Muñoz, tres autores de ascendencia chihuahuense novelistas de la revolución, pero que no afectan el estilo de Escobar. Es claro que Escobar, como un autor que publicaba en un diario fronterizo, no necesariamente fuera considerado, por la crítica literaria centralista, como otro escritor-novelista de la Revolución Mexicana. De ahí el interés que pudiera suscitar el hablar un poco más de esta obra recién descubierta. La novela podría leerse muy bien bajo la clave de una novela de iniciación o de búsqueda de identidad sexual, aunque también laboral; la trama cuenta la historia de Ricardo García, protagonista central que vive en un pueblito de Chihuahua junto a su papá, su mamá y su hermana. La angustia y el cambio en su vida comienzan cuando aparece en su vida la necesidad económica de trabajar. A la par, el texto nos cuenta el trance de Ricardo de la niñez a la adolescencia, con claras insinuaciones hacia el amor homosexual al descubrir la amistad de Teófilo Domínguez, quien al parecer lo seduce y lo enamora. Como en el naturalismo realista, la angustia del protagonista por su amistad con Teófilo, se transmite al paisaje oscuro, prohibido. En una de las primeras descripciones se nos deja entrever el vínculo angustiante entre el espacio y el sentir del protagonista, cuando Ricardo acompaña a su papá a la mina: ¡Qué idea: la tierra perforada de lado a lado! Pero no. Pronto llegaban al fondo. Ahí se ramificaban los túneles. Era un mundo de fantasía. La densidad atmosférica enguantaba los cuerpos. La columna de tinieblas caía verticalmente, enterrándolos en las entrañas de la tierra. El muchacho sentía la presencia, casi sexual, del secreto de la montaña. Era una atracción lóbrega. 13 Tanto la atracción como el sentimiento sexual inspirado por la montaña, llenaban el ambiente de cierta atracción y necesidad homoerótica. Aunque en el texto no apareciera, todavía, el amante. El texto apuntala las llaves para comprender el espacio, no como un elemento neutro y amorfo, sino como un proceso de iconización o espacialización del 13 José Escobar, Vereda del Norte, p. 108. significado del relato 14 Sentía un deseo intenso de tumbarse en la tierra, de restregarse como reptil, sobre el fondo del túnel. El tacto es el sentido de la tierra. El secreto de Isis. Por supuesto que Ricardito nada sabía de los misterios egipcios, pero se dejaba poseer, inconscientemente, por el deseo de acariciar la tierra, de sentirla en todo el cuerpo, de palpar las entrañas del gran subterráneo. Sentía después la presencia de la gran soledad. Lo llenaba la euforia acercarse a los hombres, darse cuenta de que todavía estaba junto a la humanidad. . Los vínculos del espacio con el protagonista se van haciendo cada vez más significativos en cuanto a la líbido homosexual del protagonista: 15 Parecía que los mineros flotaban, ingrávidos, en una ola de negrura, en donde bailaban, formando extrañas constelaciones, las llamitas de las linternas. Debajo de cada punto luminoso brillaban dos ojos; el sudor de las frentes relumbraba con resplandores anaranjados; los dientes blancos relampagueaban detrás de las bocas fatigadas. Los hombres, desnudos de medio cuerpo arriba, ya no parecían hombres, el sudor les formaba caminitos sobre los torsos hercúleos cubiertos de polvo. El deseo homoerótico del protagonista va aumentando según se adentra en la mina; la tierra se convierte en un catalizador sexual importante. Inclusive, hacia el final del capítulo 1 se dice que los mineros parecían hechos de tierra. Al protagonista le gusta sentir, restregarse, palpar y acariciar la tierra. Aunque finalmente la cercanía de los hombres-mineros es otro indicio de atracción inminente. El texto juega con la oscuridad de la mina y otorga la luz a los hombres 16 La desnudez y la oscuridad se tornan elementos también indiciales de la atracción del protagonista por los hombres; hacia el final de este capítulo 1, llega a decir que a los mineros les gustaba Ricardito, pues "tenía la luz en la risa y en el cabello. Parecía un dios arrancado de los frisios griegos. Un dios con huarachitos y calabacito para el agua; Ganímides vestido de manta 17 14 Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva. Estudio de la teoría narrativa, Editorial Siglo XXI, México, 2002, pp. 25-41. 15 Escobar, idem. 16 Idem. 17 Escobedo, op. cit., p. 110. ". Justamente Ganímides, era un muchacho tan bello que fue raptado por Zeus para su deleite; el nombre es todavía uno de los sinónimos y mitos vinculados a la homoerotismo. En la vereda del norte del pueblo, como se llama la novela tiene lugar el encuentro de los dos amantes. En el capítulo 4, en el momento en que se conocen los dos muchachos, el paisaje vuelve a tomar significatividad, pues la oscuridad de la noche obliga a Ricardo a tener miedo y desconfiar de Teófilo; aunque el diálogo se vuelve también indicio de homoerotismo: Volume XVI Issue V Version I 30 ( H ) Otra vez el silencio. El muchacho quisiera encontrar algo de qué hablar, pero nada se le ocurre. ? ¿Por qué tiene miedo? Valedor. ? ¿Yo? ? ¿Pos quién? Es que cree que voy a perjudicarlo, pero nada hay de eso. No se arruge, yo vivo allá, en aquella milpa que negrea en la ladera. Friega mucho estar solo. Todos los días miro la mesma sierra y los mesmos árboles. ¡Y con la boca de palo! ? ¿Por qué no baja al pueblo? ? Porque-y permanece pensativo, como buscando la causa -no me cuadra ese pueblo. ¿Se fuma un macuchi? ? No me gusta. ? ¡A poco no chupa! ¿O no quiere fumar conmigo? ? No, de veras, una vez chupé un cigarro y por poco y echo los hígados. ? Pos yo, con su permiso. ¡A ver si luego se le antoja! Dicen que de ver dan ganas, -comenta, mientras lía pausadamente el tabaco negro en una hoja de maíz. 18 La escena se torna homoerótica, pues el texto vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de vincularse entre hombres; no solamente apelando a la soledad, sino al gusto por "chupar" y "antojarse". El texto describe el cortejo de Teófilo sobre Ricardo, pues el primero lo invita y le regala (una baraja, melones y sandías), cosas, para ver si Ricardo acepta seguirse viendo en el cerro en secreto. Ambos muy contentos acuerdan una cita, para "mirarse"; Teófilo le hace prometer a Ricardo que volverán a verse una semana después. En seguida de conocerse, ya en su casa, Ricardo empieza a suspirar por Teófilo, y se siente "inquieto, revuelto y desparramado" 19 Y hoy que soy hombre, muero de amor. . Y el canto que escucha le recuerda a Teófilo, unos versillos: Nací en la cima de una montaña, Librando el rayo devastador; Crecí en el fondo de una cabaña, 20 (?) llega entonces el desconocido, pero ahora viene sonriendo cariñoso, lo toma en los brazos y lo saca del subterráneo, se alongan los muchachos tomados de la mano, por una vereda muy larga, en la diafanidad del cielo es el sol, escala el paredón cobalto del firmamento, como una gran telaraña de cristal. Ante la angustia de la cercanía de la cita, la agonía del enamorado se desdobla al pensar los pros y los contras de asistir a la cita. Ricardo se duerme cantando la canción de amor y sueña con Teófilo. En el sueño Ricardo cae a la mina y Teófilo llega a rescatarlo, y se erotiza el ambiente de nuevo: En realidad, en uno de los momentos culminantes de la novela, cuando en la sierra se desbordaba una tormenta, Ricardo decide pasar la noche en la cabaña de Teófilo. En el texto se pone el énfasis en las fuerzas externas de la naturaleza, pero se remata el texto con una caricia de Teófilo sobre Ricardo. El texto simboliza mucho, pues a partir de ese hecho el tiempo de la novela se acorta y se comienzan a vivir los acontecimientos cada vez más rápidos: ¡Qué vale la vida! ¡Qué vale la fuerza de los hombres ante la furia de la naturaleza! Son dos pobres seres insignificantes, abandonados en la noche profunda, sombra entre sombras, a quienes solamente queda el sentimiento de la confianza, el encuentro de un espíritu que sabe que hay otro espíritu, el consuelo borroso del calor humano en medio de la gran soledad. Se sienten empequeñecidos, anonadados, uno junto del otro, en medio de las montañas llenas de enigmas, y de fuerzas cósmicas desencadenadas. Calor de humanidad. Presencia inefable de otro ser humano. Teófilo pasó la mano sobre los cabellos de su compañero. -Sacristán, Sacristancito ¿de veras eres mi amigo? 22 Se enmarca la novela como de la Revolución, pues cuenta, como ya se decía de elementos de la problemática de la posesión de la tierra, la pobreza de la gente en la sierra y la injusticia de la vida del minero. La presencia del libro Sucesión Presidencial en el pueblo, se marca como el inicio de la Revolución; no narra ningún hecho de armas salvo, la noticia de la derrota de Orozco (donde murió el papá de Ricardo) y el fusilamiento de Teófilo. Las mujeres son descritas pobremente y casi en todas en sentido negativo; se llega al extremo de no dar el nombre de la hermana de Ricardo. De igual forma el tipo de narrador homodiegético Poco después de este encuentro, llegan las noticias de la Revolución al pueblo. Tanto el papá de Ricardo como Teófilo deciden seguir la Revolución y abandonar el pueblo. Ricardo se queda y recibe con angustia la noticia de la muerte de su papá en el frente de batalla. Tanto su madre, su hermana y él deciden irse a vivir a Chihuahua con unos parientes, debido a la falta de trabajo y de ingresos; después prefieren viajar a Cd. Juárez, donde por la cercanía con Estados Unidos les facilitaría la existencia para trabajar. Es ahí donde Ricardo escucha que han apresado a Teófilo y presencia su fusilamiento, con lágrimas y gritos. Abruptamente la novela termina después de la muerte de Teófilo, que mira tiernamente a Ricardo al morir. # 23 , o como ausente, es decir que para crear una ilusión de realidad, el narrador hablaba de manera muy diferente a los personajes. Los personajes utilizaban arcaísmos y tonos populares; mientras que el narrador hacia referencias a la biblia, a la literatura griega, al latín o la cultura inglesa. # Volume XVI Issue V Version I # ( H ) El título de la novela Vereda del norte, es el nombre del lugar donde se conocieron Ricardo y Teófilo. Pero también da pie a la reflexión de las implicaciones de que, por la Revolución, los personajes deciden irse al norte, es decir trasladarse de vivir en Parral (al sur de Chihuahua) a irse a vivir a Cd. Juárez, en la frontera norte. Abiertamente no se menciona pero de igual forma es una crítica velada al villismo revolucionario y a la miseria que generó hacia aquellos que no lo siguieron; una crítica difícil de escuchar bajo la figura del caudillo parralense, a quien hoy en día se sigue alabando. Por eso la importancia que cobra Cd. Juárez, lugar donde tiene el desenlace fatal del relato. Adriana Candia, señala que se puede rastrear la novela con lo sucedido en enero de 1916 en Ciudad Juárez, cuando existían grandes tensiones entre norteamericanos y villistas, tensiones que se materializaron cuando los hermanos Durán, Bernardo y Teodoro, fueron fusilados de forma idéntica a la novela. Las coincidencias son signo de que había un trasfondo real en el relato de Escobar 24 III. LA Parte de Serna: UNA Novela Gay . La segunda novela del corpus es Fruta verde de Enrique Serna; una novela histórica engañosa, pues narra la Cd. de México de finales de 1970 y principios de 1980, pero también tiene los elementos de novela de iniciación, pues su protagonista es un joven escritor (la fruta verde) que se encuentra con un grupo de homosexuales "cultos" que le ayudan a perfilarse en el mundo literario y sexual. La novela posee muchos elementos magistrales, pues logra aportarle a la reflexión literaria, la complejidad de la pertinencia social, laboral y el mundo sexual tan ambiguos en esa época y en la nuestra. Germán, el protagonista siempre tiene seguro sus juicios y su parecer, tanto de la filosofía marxista, como de la ética sexual y familiar. Los errores de los personajes son los errores propios de la época. Aparecen ponderadas las ideas marxistas y las obras importantes de finales de la década de 1970: Vargas Llosa, Juan Salvador Gaviota y Oscar Wilde, entre varias más. También se describe el mundo del teatro lumpe y del cotilleo homosexual de época; también se comentan películas e inteligencias necesarias. La tensión que genera al describir la familia del protagonista es bastante realista: una mujer divorciada de clase media alta (en la ficción se presenta como media baja), Paula, pero por su accionar cultural, festivo y referencial, parece ser una mujer de clase alta venida a menos. Las constantes fiestas-reuniones, el alcohol y la familia extendida, dejan entrever universos expandibles y complejos; pero también dan elementos a la forma de narrar la novela: pareciera una obra de teatro, donde los escenarios cambian, pero los 3 personajes centrales (Germán, Paula y Mauro) se mantienen en su coherencia y drama. El personaje más real-magistral, y tercer contrapeso de la novela es Mauro, el escritor de teatro abiertamente homosexual, que logrará el amor del protagonista y al mismo tiempo representará la complejidad de la vida homosexual y literaria. Mauro sufre y hace sufrir al protagonista desde el inicio hasta el final de la novela; pero también le ofrece placer, seguridad y autoconciencia creativa y sexual. Esta contradicción lo convierte, sin querer, en el centro real de la trama de la novela; pues la novela termina justamente al morir Mauro. La novela está plagada de homoerotismo y de descripciones de la vida gay de ayer y hoy. En diversas partes del texto novelado, se muestra con gran afán la importancia de ser gay y cómo se vive ante los demás gays y ante la sociedad. Las descripciones lúbricas de la vida homoerótica hacen desaparecer fácilmente la falsa lectura de una provocación bisexual. Aunque el protagonista intente discursivamente convencerse y convencer al lector de la "libertad" de la bisexualidad; esta aparece desdibujada y casi inconexa. En cambio, el homoerotismo describe diversas fantasías lúbricas: el sexo oral, la penetración anal y el cachondeo son descritos con ritmo y continuidad. Por otro lado, la heterosexualidad es prácticamente abolida y menospreciada, lo mismo que la artificial "bisexualidad". También las mujeres descritas en la novela, si bien en la figura de Paula, se tornan centro de consideraciones, la mayoría están atadas a la moral, a la falta de ella o a la estupidez; ello cierra el panorama de los personajes femeninos a universos cada vez más concéntricos. Se nos presenta a Paula atrapada por su moral, aún sobre su propia felicidad sexual y sobre el romanticismo de su relación con Pável. La moral incluía vehículos individuales como sus hijos, su círculo de amigas-fiesteras y el retrato monologante de su madre. Sus arenas de lucha moralizante le llevaron a condenar a Kimberly (una de las únicas mujeres que gozaron del heterosexo en la novela); también a Pável, por su intención de seducirla; y a su primo español Baldomero, quien gustaba de los tríos amorosos. Con cada uno de ellos, al enfrentarlos, parecía renunciar, uno a uno, de los placeres que la vida sexual le concedía; tanto que al final, moriría de manera dolorosa y mártir. Si pensáramos que la categoría de "literatura gay", coincide con la aparición pública del movimiento de Liberación Lésbico-Gay en México 25 25 Jordi Diez, "La trayectoria política del movimiento Lésbico-Gay en México" aparecido en Estudios Sociológicos, vol. XXIX, núm. 86, El Colegio de México, México, Mayo-agosto 2011, pp. 687-712. , más o menos encontraríamos una cierta simetría. Justamente hacia finales de la década de 1970, aparece las primeras Volume XVI Issue V Version I 32 ( H ) novelas de temática gay (abierta y explícitamente que hablaran de la homosexualidad masculina); durante la década de 1970 y 1980, con autores como José Ceballos Maldonado, Luis Zapata y José Joaquín Blanco, la narrativa gay fue mostrando cada vez con más osadía sus temas y referencias 26 La literatura de Onda y la Narrativa del desierto no pasó der ser un hallazgo de la crítica. En cambio se desarrollaron individualidades y excepciones. Lo que sí proliferó fue la narrativa de nicho: un buen ejemplo fue la narrativa gay. Luis Zapata publicó en 1979 un instantáneo clásico del género: El vampiro de la colonia Roma. Narración del sórdido mundo de los chichifos a través de la técnica casi antropológica que le debía por igual sus recursos al Ricardo Garibay de Las glorias del gran Púas, por cierto publicado casi simultáneamente, y al Oscar Lewis de Los Hijos de Sánchez. Si bien en el momento de su aparición y a pesar de los elogios de la crítica y la buena recepción de los lectores, la novela parecía ser más un síntoma que el inicio de una obra. Zapata ha desarrollado una interesante saga narrativa en la que se pasan por la criba los referentes de la homosexualidad, pero también sus mitos y sentimentalidad, y ha conseguido ir más allá de eso hasta abandonar, tanto la condición de síntoma como la estrechez de un género o su militancia. . En realidad pareciera que en esa época, fue el público literario se segmentó y la producción literaria también lo hizo: 27 Yo tengo la culpa de que tú seas mala, boca de chavala que yo enseñé a besar, cantaba Ana María González en la cúspide del frenesí, cuando de pronto Mauro lanzó un sorpresivo asalto a mi verga con la rapidez de una cobra. No, por Dios, alcancé a protestar, pero una erección categórica le restó autoridad a mi queja. Caliente y asustado a la vez, intenté una débil y tardía resistencia verbal desmentida por mi quietud. Durante los breves instantes en que Mauro me sacó el pito de la bragueta y se lo metió en la boca, debo de haber repetido quince veces la palabra no y en todo momento mi negativa quería decir sí. Mauro es un mamador excelso, que domina a la perfección el Por ello Fruta verde ya no es una novela de avanzada gay, pues pertenece a 2006, sino más bien presenta, al estilo de su autor, una simulación de novela histórica, que como ya se había mencionado, pretende simular un diario y un narrador omnisciente, que conjuntamente nos van narrando las peripecias de los tres personajes. Uno de los puntos cruciales de la novela es la narración en primera persona de la primera experiencia homoerótica del protagonista Germán. Mientras escuchaban a solas la canción "Fruta verde", proveniente de un tocadiscos, el personaje de Germán concede, con Mauro su seductor maestro literato gay, a tener su primera relación homoerótica: arte de chupar sin morder el glande, y gracias a su destreza bucal la intensidad del placer ahogó mis protestas. 28 De camino a casa, espabilado por las corrientes de aire, traté de ver el lado bueno de las cosas. Quería mucho a Mauro y nadie en el mundo me alegraba la vida tanto como él. Yo no lo deseaba, por supuesto, ni creía que a partir de ahora me gustaran los hombres. La orientación sexual no cambia por arte de magia y la fealdad de Mauro era casi una vacuna contra la lujuria. Pero como tantas mujeres guapas conquistadas por feos encantadores, yo había tenido la gentileza de regalarle mi cuerpo en recompensa por su largo y devoto cortejo En el centro de la novela y de la narración están los puntos de vista de Germán, que hacen que la novela no necesariamente presente una apología del homoerotismo, sino que más bien una racionalidad del disfrute homosexual virginal. Lo que veladamente lleva, también a lo que ya decíamos con Núñez sobre el erotismo homosexual y la metonimia, pues para salir del paso Germán compara su experiencia con la heterosexual: 29 ? Cuando Germán llegó a la oficina, ¿qué fue lo que más te gustó de él? . Al igual que muchas novelas mexicanas y latinoamericanas, donde los amores son siempre interrumpidos y fragmentados, también el amor gay de Enrique Serna, termina aceptando el cliché del homosexual masculino trágico. Al final de la novela la muerte de Mauro, una vejez sin amor, en la soledad del triunfo profesional, tiene un tufo de derrota existencialjuicio, más que una reivindicación o una reflexión sobre la posible realidad de un gay de más 50 años. En cambio el final de la novela intenta convencernos que Germán no era gay y hasta precisa que el mismo Mauro acepte y "dejer ir" a Germán y su posibilidad de ser gay: El diálogo y el narrador omnisciente que sigue a Mauro, nos explican continuamente que Germán no es gay, sino bisexual, con lo que la posibilidad de una relación de largo aliento con Mauro, queda cortada de tajo. La trama de amor que la novela hábilmente trazó, las diferentes vicisitudes del sentimiento homoerótico que se mostraron tan gráficamente, la vida refinada y culta de los gay, son acotadas y cerradas para el final acelerado de la novela. En el último capítulo, "Ofrenda", el tiempo se aceleró de pasar de narrarnos el paso de pocos días a narrarnos décadas en unas cuantas líneas. # IV. Excurso Final Hacia Del Discurso Social La apuesta inicial cuando comenzamos a escribir este ensayo se vinculaba con sacar a luz la interdiscursividad generada en los textos literarios elegidos; se intentó volver a poner en evidencia los elementos de la homosexualidad masculina como temática de los espacios sublimes de la literatura. Nos hemos valido de la noción de discurso social, para generar una reflexión social sobre la Literatura Contemporánea de México. Se ha pretendido que la interpretación del campo literario, en nuestro caso de la Literatura que presentaba el decir sobre la Homosexualidad masculina como vida social, al mismo tiempo nos dibuja una serie de estrategias discursivas propias de los enunciados literarios y que operan según el reconocimiento de los diversos tópicos de la lectura. De las tres novelas del corpus, Fruta verde la única que abiertamente decide hablar de la vida homosexual en múltiples caras, arenas, personajes y formas. Ello nos lleva a una reflexión más profunda. Atravesando el corpus, se puede decir que la primera novela, la de Escobedo como parte de la narrativa de la Revolución, apenas dibuja tímidamente un homoerotismo. Mientras que la segunda, la de Serna, nos hace ver ya un cambio hacia la conformación de una descripción incompleta de las formas de vida de la cultura gay. EnVereda del Norte la distancia del narrador en tercera persona nos permite ver el romance y el homoerotismo revolucionario; sus personajes apenas alcanzan a ser perfilados como masas sincrónicas pegadas al momento revolucionario. Al texto se van superponiendo vagamente, rumores de lo que puede haber sido la Revolución Mexicana en Chihuahua, pero sin remanentes que explique el comportamiento social. La pobreza económica es asumida por los personajes, y con ella, son arrastrados a vivir y morir sin cuestionar el modelo político o económico. La naturaleza hermosa y bondadoza, que acompañaba al amor de los dos muchachos en la primera mitad de la novela, hacia el final desaparece y se desdibuja. Así, los campos discursivos, que nos explican que hacia el norte la Revolución y la muerte van en aumento. Tanto que el amor y la novela terminan de manera violenta y dejamos de saber sobre que sucedió después con Ricardo. En Fruta verde, el ámbito de la ideología coincide con el de los signos: ahí donde hay cultura gay, en la Ciudad de México de finales de de 1970, se encuentran los signos que le deben de acompañar. Todo puede identificarse allí, desde los enunciados hasta los personajes centrales. Todo lleva la marca de una época y de un signo sexual; la gnoseología subyacente en forma de significante lleva la marca de las formas de conocer y de representar la conocida forma de vida del teatro lumpe y gay de la década de 1980. No se necesita muchos argumentos, pues la apuesta por una novela histórica hace que los discursos de los personajes se vuelvan parte de la topología de los discursos de la época. Todo se dice y se hace en un escenario donde la realidad social se realiza y se altera, mediante modelos y constructos, ahí donde hay literatura acumulada. Cada momento se ve apoyado por las paradojas temporales, como una especie de doxa que desarrolla la masa de los discursos, divergentes y antagónicos, engendrando un decible de la época y gozando con los anacronismos propios de lo no-dicho. La memoria de los personajes y sus discursos, a veces caen en lo quimérico, como cuando Paula sueña "que el mundo volviera a ser cursi", permiten entrever los intereses que se sostienen en la enunciación de lo impensable: los gays viviendo felices para siempre; las mujeres divorciadas que encuentran el amor y la pasión extraviados; la virginidad erótica eterna, siempre abierta y fluctuante. Vemos, hacia el final, como reflexión del corpus elegido, que la homosexualidad masculina es parte de una sociedad dada, y se objetiva en los textos trabajados. No podemos decir que es un mecanismo de dominio que abarca al arte, a una cultura o una época; sino que nos remitimos a constatar la semantización de los usos y las significaciones inmanentes de las diversa prácticas textuales que movilizan los signos de la sociedad mexicana; aún ? Sus piernas, por supuesto. ? Me refiero a su personalidad. ? Bueno, me gustaba su encanto masculino, su virilidad espontánea y sencilla. ? ¿Y te gustaría que siga siendo así? ? Claro, yo no le quiero cambiar el carácter. ? Pero te molesta que no se asuma como gay ¿no es cierto? ? Sí, claro. ? Pues ahí está tu contradicción -la Chiquis le clavó una mirada astuta-. ¿Acaso no quieres transformar a ese noble muchacho en jotito? ? No, Dios me libre. Sólo quiero sacarlo de su laberinto. ? ? ¿Y tú qué quieres con Germán? ¿Un matrimonio para toda la vida? -se carcajeó la Chiquis-. No seas ridícula, por favor. Para aventureras como nosotras, la estabilidad no existe. Así que si Germán se ha extraviado en su laberinto, por lo menos ten la honradez de perderte con él. Marina Castañeda, La experiencia homosexual. Para comprender la homosexualidad desde dentro y desde fuera, Editorial Paidós, México, 2011, p. 24 y ss 3 Fernando R. Lanuza y Raúl M. Carrasco, comps., Queer y cuir. Políticas de lo irreal, Editorial Fontamara-Universidad Autónoma de Querétaro, México, 2015. Sayak Valencia, "Del queer al cuir: ostranénie geopolítica y epistémica del sur glocal", aparecido en Lanuza y Carrasco, op. cit., pp. 19-37 5 udith Butler, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Paidós-UNAM,México, 2001, p. 113 y ss. 6 Guillermo Núñez Noriega, ¿Qué es la diversidad sexual?,Ariel- Idem. 9 Marc Angenot, El Discurso Social. Los límites históricos de lo pensable y de lo decible, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2010, p.63.producción. Entonces, hablar de discurso social es abordar los discursos como hechos sociales; se trata de extrapolar las manifestaciones individuales, aquello que es un vector de las fuerzas sociales, y que en el plano de la observación se convierte en regularidad, en algo digno de ser comentado y analizado. El discurso social puede entenderse como algo que "ya está allí", en la Literatura, pero que también "in-forma" cada enunciado particular, confiriéndole una inteligibilidad analítica 10 II. © 2016 Global Journals Inc. (US)El Discurso Social De La Homosexualidad Masculina En Dos Escritores Mexicanos © 2016 Global Journals Inc. (US) s 18Escobedo, op. cit., p. 132 19 Escobar, op. cit., p. 135. 20 Escobar, op. cit., p. 136. 21 Escobar, op. cit., p. 138. Escobar, op. cit., p. 164. 23 Pimentel, op. cit., p. 142. Candia, op. cit., p.101. Angélica Tornero, "Literatura homosexual", aparecido en Armando Pereira coord., Diccionario de la Literatura Mexicana del siglo XX,UNAM, México, 2000, p. 206-208. 27 José María Espinasa, Historia mínima de la Literatura mexicana del siglo XX, El Colegio de México, México, 2015, pp.301-302.